Querido peregrino: Acompáñame en este viaje a un destino continuo en el que no existe una meta, porque la meta es el propio camino. Recorrer el Camino de los Jesuitas es una experiencia de enriquecimiento personal, de inmersión e intercambio con otras formas de ver la vida. Un camino lleno de paz y espiritualidad para perderse y encontrarse a sí mismo.
El Camino es la experiencia vital y la huella que perdura. Un impulso adelante y un viaje hacia dentro.