Hoy los descendientes del arquetipo original, peones, capataces y mayorales de haciendas y estancias, troperos o reseros, domadores y cantores campesinos, atesoran los valores más entrañables del gaucho; el valor, las habilidades camperas, caballo mediante, la hospitalidad franca y altiva gentileza.
Las representaciones poéticas del gaucho lo describen como el ideal de valentía e independencia. Pero más allá de cómo lo presenten la música, la literatura, y la pintura, este personaje constituye un símbolo importante dentro de la cultura uruguaya. Es el hombre de campo que trabaja principalmente arreando ganado. En su imagen estereotípica, siempre está acompañado de un caballo que, además de servirle de transporte, es una de las pocas posesiones materiales que se asocian con el modo de vida gauchesco.
En San José, Canelones, Tacuarembó, Fray Bentos, Montevideo y otras localidades del interior del Uruguay, un sinfín de fiestas populares resaltan las costumbres de la vida y la actividad en campaña, siempre destacando su principal figura, el gaucho.
Más información: Vivir las tradiciones del campo en la Patria Gaucha