Esta reducción jesuítica fue establecida oficialmente en 1609 con el nombre de “San Ignacio Guazú” para no confundirla con la misión de “San Ignacio Miní” en Argentina. En febrero del mismo año, el padre Roque González de Santa Cruz convirtió la misión en el centro de todas las misiones jesuíticas en Paraguay.
En el Museo Diocesano de Arte Jesuita, se encuentran estatuas de santos y objetos de gran valor, además de manuscritos y cerámica arqueológica. También se ofrecen talleres de pintura, cerámica, tallado en madera y música barroca.
En enero se celebra la festividad de la Tradición Misionera, en la que se exhibe el folclore del país, la habilidad para montar a caballo y la comida más típica de la zona, el batiburrillo.
El Viernes Santo, al anochecer una gran procesión marcha con velas, reviviendo uno de los rituales católicos más antiguos, el canto y la “jetopa” (palabra guaraní para “reunión”). Turistas de todo el país y del exterior se acercan en esta fecha para ver “los cuadros vivos”, cuando los actores locales representan cuadros famosos en una escenografía con mucho encanto. Esta actividad fue impulsada por el artista paraguayo Koki Ruíz, y cuenta con el apoyo de toda la comunidad de San Ignacio.