Como un viaje en el tiempo, al este del Departamento de Paysandú el viajero se aleja de los centros poblados, como Guichón, sus hoteles termales distante a 80 Km., o Pueblo Morató y la antigua estación de ferrocarril de la Midland Uruguay Railway Co. Ltd. de Tres Árboles a 25 Km. de distancia y, rumbo al norte, pasa en medio del monte nativo y cruza el puente de Paso del Sauce. Más adelante, una galería de eucaliptos añejos le dan la bienvenida para, finalmente, encontrarse con la mística del lugar, el gran casco de estancia coronado por un castillo (1904), residencia de sus propietarios, que cuenta desde su construcción con agua corriente, luz eléctrica y telefonía, y en su interior encierra un antiguo y misterioso túnel, por ahora oculto al visitante.
El establecimiento es un ejemplo de vanguardia por su sistema de producción integrado y por la calidad de los materiales utilizados (aún hoy se conserva una línea de alambrado de 1890). Los eucaliptos plantados fueron de los primeros en el país, en 1920, y por la pronta mestización y calidad de sus haciendas, fue uno de los establecimientos grandes proveedores del Frigorífico Anglo. Protagonista de uno de los primeros tambos industriales del país, con exportación de manteca y quesos tipo Chubut para consumo en la Mala Real Inglesa. Sus caballos fueron de los más cotizados para deporte, paseo o tiro, criados en terrenos pedregosos, como forma de fortalecerlos.
Sus orígenes históricos se remontan al siglo XVII, como parte de la estancia jesuítica misionera guaraní de Yapeyú, cuyo límite más austral llegaba hasta la costa del río Queguay, donde se emplazaba el puesto posta San Juan Bautista, con vestigios, aún en uso, que constan, principalmente, de muros de piedra: uno circular de 88 m. de diámetro, una media luna para encierro de caballos y un gran corral de forma ovoide de 165 hectáreas. En ese sitio, se amansaba el ganado cimarrón, que distintas arreadas, de principios del siglo XVIII, pasaban por allí desde la Vaquería del Mar.
En el siglo XIX, entre sus antiguos propietarios se destaca el primer presidente uruguayo, Fructuoso Rivera. A principios del siglo XX, el caudillo Aparicio Saravia y el expresidente Máximo Tajes, entre otros, registran su pasaje por allí. Entre 1904 y 1962 se lo conoce como un modelo del modernismo rural. En el siglo XXI, la familia Morató, como complemento de la explotación ganadera, reciben al visitante para dar a conocer el paisaje cultural, gestado desde que aquellos primeros jesuitas, con el trabajo libre de los indios guaraníes, organizaron las misiones.
Más información: Estancia Buen Retiro – Castillo Morató