Orígenes del viaje jesuita por América del Sur

El Camino de los Jesuitas es hoy un destino múltiple (Argentina, Bolivia, Brasil, Paraguay, Uruguay) que comparte una identidad: el proyecto integrador que la Compañía de Jesús estableció durante más de 200 años en América del Sur. ¿Pero, cuáles fueron los orígenes de este proyecto integrador a través de la espiritualidad?

El Camino de los Jesuitas es hoy un destino múltiple (Argentina, Bolivia, Brasil, Paraguay, Uruguay) que comparte una identidad: el proyecto integrador que la Compañía de Jesús estableció durante más de 200 años en América del Sur. ¿Pero, cuáles fueron los orígenes de este proyecto integrador a través de la espiritualidad?

Brasil, el origen

La Compañía de Jesús llegó a São Salvador da Bahía de Todos os Santos en Brasil en el año 1549, dando inicio a la historia de los Jesuitas en América del Sur.

La fundación de la Compañía y la construcción de estancias y misiones estaba en marcha. Un recorrido que actualmente puede reproducirse a través del itinerario místico y cultural por Los Siete Pueblos Misioneros, fundados entre los años 1682 y 1707. De los hitos del recorrido, São Miguel das Missões fue reconocido por la UNESCO en 1983 como Patrimonio Mundial.

Provincia Jesuítica del Perú

Aunque actualmente el Camino de los Jesuitas sólo ocupa estos 5 países del Mercosur, la segunda provincia fundada por los Jesuitas fue la Provincia Jesuítica del Perú, la más antigua de Hispanoamérica.

En el siglo XVI el Virreinato del Perú se extendía prácticamente por toda América del Sur, excepto Brasil. Cuando en 1568 se funda la Provincia Jesuítica del Perú, sus límites coincidían con los del Virreinato. Sólo aproximadamente tres décadas después se desmembrarían dos nuevas circunscripciones jesuíticas: en 1605, Nueva Granada (que incluyó Quito hasta 1609) y, en 1607, Paraguay (que incluyó Chile y Argentina).

Córdoba, núcleo de evangelización en América del Sur

En 1589, 21 años después de su llegada a Perú, los jesuitas llegaron a Córdoba (Argentina) que se erigió como el punto central de las tareas de evangelización de la Compañía de Jesús en América del Sur y desde donde se constituye en 1607 la Provincia jesuítica del Paraguay, incluyendo territorios que actualmente forman parte de Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Paraguay y Uruguay.

Los primeros jesuitas se establecieron en el predio sobre el que se construyó la Manzana Jesuítica y, posteriormente, el Noviciado y el Colegio Máximo.

1609, viaje más allá del río Paraguay

En 1608 se crearon las reducciones jesuíticas y franciscanas en la región del Guayrá (actual estado de Paraná, en Brasil) y se iniciaba un viaje jesuita por la región. En 1609 se extendería por el territorio de los guaycurúes, más allá del río Paraguay. Así, en 1609 se funda la primera de las misiones en San Ignacio Guazú (Paraguay), a partir de la que se van construyendo un conjunto de treinta pueblos misioneros: 15 misiones en las actuales provincias de Misiones y Corrientes (Argentina), 8 en el Paraguay y 7 en las denominadas Misiones Orientales (Rio Grande do Sul, Brasil).

Los jesuitas fundaron numerosas poblaciones entorno a estancias en Río Salado, Salta, Tucumán y Jujuy.

Misioneros guaraníes, Moxos y Chiquitanía

En 1611 se publicó la real orden de protección de las misiones, en la que se dotaba a cada misión con total autonomía para gobernarse, se prohibía el acceso a las reducciones a externos y se garantizaba a los nativos que nunca caerían en manos de encomenderos y esclavistas. Así, bajo la influencia de la Compañía de Jesús, los nativos quedaban protegidos de los encomenderos españoles y los esclavistas portugueses.

El proyecto integrador jesuítico se extendía con unos valores espirituales que permitieron no sólo el encuentro entre culturas sino también el surgimiento de una identidad que sigue viva como parte del legado de los jesuitas en la región. Los orígenes jesuitas crecían años después con las misiones guaraníes de Moxos, y de la Chiquitanía en Bolivia, ambas pertenecientes al Virreinato del Perú.

La Compañía de Jesús siguió expandiéndose participando en el trabajo con las culturas originarias, la investigación científica aplicada, la educación, la producción artística, las misiones populares o el diálogo entre religiones.

El fin del sueño de los jesuitas

La defensa de los derechos de los indígenas, las constantes denuncias de la cacería de esclavos, entre otros factores, hicieron que los jesuitas se convirtieran en agentes molestos a los intereses portugueses y cruceños hasta que en 1767 el rey Carlos III firmó la orden que dictaba la expulsión de los jesuitas de todos los dominios de la corona de España. Seis años más tarde, en 1773, el papa Clemente XIV decreta la supresión de la Compañía de Jesús.

Descubre al detalle la cronología de la historia de los jesuitas en América del Sur aquí.