La Estancia de Belén, fue fundada en 1741 por la orden de los Padres de la Compañía de Jesús y se localiza a pocos kilómetros de Carmelo.
Ubicada entre el Arroyo San Juan y el Arroyo de las Vacas, su extensión abarcaba más de 140.000 hectáreas.
Esta Estancia era un modelo de organización, evangelización, producción de recursos y educación. El total de la población era aproximadamente 250 personas entre religiosos, esclavos africanos e indígenas.
Su principal actividad era la quema de calizas para la producción de cal, en dos grandes hornos incrustados en la tierra, los cuales se construyeron cerca de la Capilla de Belén. También fabricaban ladrillos y tejas de canaletas.
Además, trabajaban la tierra, cultivo en huerta, árboles frutales y se destacaron por la introducción de la vid al territorio de la Banda Oriental con una estimación de 1500 plantas.
Tenían talleres de herrería, telar, carpintería y panadería. Confeccionaban su ropa, tejían sus ponchos y elaboraban los productos de uso cotidiano.
La Estancia de Belén fue considerada como la civilización más avanzada de su tiempo en el medio rural. Con esa compleja organización productiva no sólo se auto abastecían, sino que los Jesuitas financiaban sus obras en Buenos Aires, al suministrarles cal, carne y cuero.
Actualmente se conoce por las ruinas de la Capilla, pero además estaba conformada por viviendas para los habitantes, la ranchería de los esclavos y un cementerio.
A partir de 1767, a raíz de la expulsión de los Jesuitas, la estancia pasa a depender del Gobierno español de Buenos Aires y fue administrada por Juan de San Martín. En 1777, se hicieron cargo del lugar las Religiosas de la Caridad con el Colegio de las Niñas Huérfanas. De este modo surge el nombre por el cual la conocemos actualmente, Calera de las Huérfanas.
Con el Reglamento de Tierras de 1815 fue dividida y repartida. Años más tarde es el General Julián Laguna quién compra el casco de la estancia. Más adelante con las guerras civiles, se generó un gran deterioro al punto de dejarla en ruinas. Al desplomarse el techo de la Iglesia, algunos de sus elementos se trasladaron a la ciudad de Carmelo, el más significativo es la imagen de la Virgen de Belén vestida como Virgen del Carmen.
La Estancia de Belén es patrimonio arquitectónico y arqueológico con gran valor histórico y único por su antigüedad y características en Uruguay, fue declarada Monumento Histórico Nacional en 1976 y hoy se encuentra bajo la administración del Ministerio de Turismo que viene trabajando en la conservación del sitio turístico y patrimonial.
La Capilla de Belén, los vestigios del casco de la estancia, los hornos de cal y el parque nativo circundante forman parte del Camino de los Jesuitas, principal corredor turístico de América del Sur integrado por Argentina, Bolivia, Brasil, Paraguay y Uruguay.
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